Al final ya nada puede herirte
Ni esta casa abandonada
Ni el cuento con cual mentirte.
Te creí para siempre,
Por eso sonreí
Sin importar febrero o noviembre
Si termina esta fiebre con el final de un te quiero,
Un adiós y aquí te espero.
Aunque me resista, tu perfume me visita
en ti se resume, aunque mi mente insista.
Y un yo sin ti que te necesita.
Siempre a las tres de la tarde
La lanza abre el costado.
Al despertar la herida arde
Un corazón sin vida, agotado